ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LAS COMPETENCIAS Y LAS CAPACIDADES (PARTE I)
Lic. Luis Torres
Suele haber una sombra inquietante para aquellos docentes que se involucran útilmente en la tarea de educar; y esa oscuridad es la provocada por la duda manifiesta en la utilización de los términos de competencia y capacidades que hoy direccionan a todo acto de aprendizaje institucionalizado.
Tomemos como base la definición de capacidad dada por el Ministerio de Educación: “Cada una de los componentes aptitudinales, actitudinales, cognitivos, de destrezas, de habilidades, que articulados armónicamente constituyen la competencia”. La misma es muy amplia y requiere de una mayor aclaración y fundamentación, como para servir epistemológicamente al docente profesional y, más específicamente, al novel.
La psicología dio un gran aporte en la comprensión de esto; en el caso de las capacidades contribuyó en la precisión de los aspectos genéticos y funcionales de las mismas, dando una excelente definición que puede ayudarnos a tomarlas en serio: “una formación compleja que condiciona la idoneidad del hombre para realizar un determinado tipo de actividad profesional, socialmente útil”. Entonces, la capacidad es la consolidación de procesos psíquicos particulares que regulan de una manera determinada los actos del individuo.
Para que un alumno del colegio Mongelós adquiera esa etapa superior de desarrollo de sus procesos psíquicos, evidentemente, hay que asumir la tarea con un total profesionalismo, si se quiere, científico.
Cuando se utiliza el término capacidad en la educación, se indica la necesidad de intervenir a través de nuestra intención formativa, en la transformación de la personalidad del alumno, obviamente, sin ser psicólogos especialistas. Lo que se quiere decir es que desarrollar capacidades tiene que ver con influir de forma direccionada en la constitución de la personalidad del alumno.
Que un alumno de nuestro colegio tenga menos capacidades o no las tenga, en comparación con otros, no es motivo para realizar la condena de la incompleta afirmación teórica que expresa que las condiciones innatas o internas de los alumnos son las responsables de dicha diferencia. Y para ayudar a completar esta parcialista manera de comprender nuestra realidad digamos que las capacidades de nuestros alumnos tienen también un carácter histórico-social que las determina. Rubinstein es uno de los teóricos que puede acercarnos un poco más de claridad a esto último, cuando dice que existe una relación de causalidad recíproca entre las capacidades y la actividad; lo que lleva implícito la necesidad de desarrollo de las capacidades a través de la educación. O sea, que nosotros, los docentes, somos en una gran medida responsables de lo ocurrido con nuestros alumnos; porque si la personalidad de los alumnos que reúne elementos internos, también está condicionada por elementos externos representados por lo que escucha, lo que ve, lo que siente; es decir, está también determinado fuertemente por el ambiente en el que vive.
Avanzando un poco más en la comprensión de lo que significa pedagógicamente el término capacidad deberíamos continuar diciendo que la misma no solo repercute en la actividad propuesta al alumno, sino que es mucho más rico que eso. La capacidad además regula cualquier actividad a partir de los avances logrados en el desarrollo, permitiendo al alumno la posibilidad de introducir progresivamente cambios cualitativos en sus tareas, mejorando paulatinamente.
Si queremos que nuestros alumnos mejoren sus ejecuciones en las tareas escolares, necesitaremos claramente que los mismos se anticipen a ellas, y para ello tendrán que determinar objetivos previamente, ajustar sus acciones, etc.; lo que no se logrará si no trabajamos en ese cambio de ambiente inmovilizador que frecuentemente contribuimos sin darnos cuenta.
Para empezar a tener una educación a partir de capacidades, tenemos la obligación de dividir a las capacidades en dos etapas: la de desarrollo de elementos operacionales (modos de acción asociados a la actividad) y la de desarrollo de elementos procesales (procesos psíquicos).
Bibliografía
Revista Acción pedagógica Nº 17. Enero. 2008.
Evaluación educativa. 2º Ciclo. Mec.
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